Vallenato lo-fi
Las Yumbeñas en los días de la distopía
La banda lanzó una compilación de ‘covers’ vallenatos para disfrutar en estos tiempos de cuarentena.
Por Karen Parrado Beltrán
Entre los integrantes que conforman la banda bogotana Las Yumbeñas no suman más de 81 años de vida, poco más de tres de trabajo musical y una semana de cuarentena. Daniela Parra, Laura Vargas y Juan Cristancho son los alquimistas del sonido pop ‘punk’ de esta banda que tiene en su historial dos álbumes, una participación en el festival Estéreo Picnic 2019 y tres compilados de ‘covers’: dos de ‘plancha’ y uno de clásicos vallenatos.
Este último, ‘Amigo estoy dolida’, fue producto del teletrabajo de Daniela y Laura –y uno de sus ‘roomates’– durante el simulacro de cuarentena ordenado en Bogotá y departamentos vecinos, el fin de semana pasado. Su versión rosada y ‘lo-fi’ de canciones de Patricia Teherán, Kaleth Morales y el Binomio de Oro ya suma 8.648 vistas en YouTube desde su lanzamiento, el pasado sábado 21 de marzo; casi tres mil más que las que tiene su último álbum ‘Yumbotopía’, subido hace ocho meses en la misma plataforma digital.
En medio de los día tensos que viven muchos de sus seguidores por el aislamiento para prevenir la expansión del covid-19, este grupo sacó su semilla de desamor para hacerla viral en 21 minutos de música de “compilación vallenata para el fin del mundo”.
“Queríamos grabar los vallenatos hace mucho, pero estábamos ocupadas en otras labores yumbeñas y no habíamos avanzado. Una chica nos escribió por Instagram pidiendo por la cuarentena unos ‘covers’ de vallenatos para ‘una corroncha atrapada en el cuerpo de una rola’ y, pues, nos pareció un buen momento para grabarlos”, dice Daniela, la guitarrista y vocalista de la banda, quien tiene el dibujo de una rata como avatar en la videollamada.
Justo después de esa petición virtual, ella y Laura se dedicaron dos días a grabar su parte de los vallenatos en sus respectivas casas –al ritmo impuesto por la cuarentena, inédita para ellas también–. “Hicimos una lista. Originalmente eran cuatro temas por cada una, pero el teletrabajo tampoco es tan efectivo”, dicen con risas tardías en la videollamada. Como su intención era que sonara muy casero, pasaron esas grabaciones a un casete y de ahí directo a internet.
Aunque las dos hacen parte de una banda que toca temas con una mezcla medio lunática de punk, pop e influencias japonesas, también son muy cercanas a sonidos populares como la ranchera y la ‘plancha’. Es como si sus ‘covers’ vallenatos les hubieran nacido del corazón, “y pues la idea es que fueran grabaciones sencillas en producción, por lo del teletrabajo, pero bien pro en sentimiento”, agrega Daniela. Finalmente se trata de interpretar a sus ídolos sin mayores pretensiones pero con respeto.
Por su parte, Juan, el baterista, les dio ánimo en la distancia mientras ellas se dedicaban a sacarles el filo rosado a los ‘covers’. “No hago tanto parte del departamento del vallenato, mi cuota en Las Yumbeñas es más otaku. Llevo resto diciéndoles que hagamos unas versiones de ‘openings’ de anime. Vamos a ver si en la próxima pandemia o crisis nacional lo hacemos, aunque para eso sí nos toca vernos”, dice con un tono irónico que es común entre ellos.
Los tres se conocieron mientras estudiaban diferentes carreras –y en diferentes tiempos de formación– en la Universidad Nacional de Bogotá. De su paso por la universidad pública les quedó una identidad. “Creo que la universidad pública nos hizo yumbeñas. No hubiéramos sido las mismas yumbeñas que piensan lo que piensan si fuéramos javerianas o uniandinas. Seríamos como más idealistas. Igual en todas la universidades hay proyectos interesantes, pero lo nuestro es demasiado punk de barrio popular, makialandia”, dice Laura, la otra vocalista y bajista de la banda.
Al trío musical –clase media bogotano– la cuarentena le ha traído momentos de introspección, melancolía y hasta de esperanza. Son jóvenes pero siempre los ha atravesado un aire trágico, distópico. Hace unos meses, cuando lanzaron ‘Yumbotopía’, crearon también un videojuego muy cercano al concepto de la película ‘Mad Max’, el cual transcurre en ‘Yumbo’, el universo propio de la banda donde cada jugador se embarca en un viaje infinito por avenidas desoladas, vallas publicitarias sin sentido y las canciones de guitarras bruscas y voces azucaradas que componen el álbum.
“ ‘Yumbo’ es un lugar que podemos cargar de cualquier significado y es tan utópico como distópico. Al final es un producto de lo que estamos viviendo y, pues, supongo que si en Colombia hay pandemia, en ‘Yumbo’ también”, dice Juan. “Yo siento que no termino de asimilar esto. Es ver cómo es de frágil todo. Nosotras nos queríamos ir a México unos meses y esto cambia todo, no solo en los proyectos, sino en lo personal”, dice Daniela. “Pensar en qué va a pasar en el futuro me causa un montón de ansiedad. No se trata solo de sentir compasión por la gente en la calle, sino ver cuánto tiempo puedo yo durar en esta posición de privilegio antes de que también las cosas se pongan así para mí”, remata Laura.
En contraposición al encierro, Las Yumbeñas liberaron el raudal de desamor que habían acumulado con sus propias historias prepandemia. Daniela dice que la idea de los ‘covers’ vallenatos ya estaba presente en sus paseos y que era un tema del que hablaban. “Como también de un día hacer una ‘playlist’ de piscina. Es que se nos ocurren muchas cosas, siempre estamos botando ideas”.
–¿Hay alguna historia personal con los vallenatos que escogieron?
–Uff, claro. ¡Pues ‘Tarde lo conocí’, de Patricia Teherán, es la historia de mi vida! –Algunas risas cómplices se cruzan en medio de la respuesta de Daniela. –Embrujo también. Cada vallenato fue escogido con el alma. Yo cuando los interpreté pensé en muchas personas que amo, fue de corazón.
Una vacuna musical
El mismo fin de semana en que Las Yumbeñas lanzaron ‘Amigo estoy dolida’, diecisiete bandas independientes del país se unieron para hacer un festival virtual en la cuenta de Instagram de @Elenemigocol, lo bautizaron ‘Sesiones para lavarse las manos’. Cada noche, cinco o seis grupos colombianos hacían un ‘streaming’ de media hora, ahí participaron bandas que han escalado progresivamente en el ámbito independiente nacional de la última década: Nicolás y los Fumadores, Los Maricas, Margarita Siempre Viva y Las Yumbeñas.
“En nuestro medio siempre ha sido así, creo que ninguno lo hace por dinero”, dice Laura. Abrir la música yumbeña para consumo gratuito es su forma normal de trabajar en tiempos corrientes. Ahora, con una pandemia global, su manera de ver la música se ha sincronizado con la tendencia de músicos mundialmente famosos de hacer conciertos abiertos en sus cuentas de Instagram y YouTube para conectar con la gente en medio de la incertidumbre social que viven ahora un porcentaje cada vez más creciente de países en el mundo.
“Para nosotros nada ha cambiado, de pronto para el músico ‘mainstream’ sí. De hecho, más que abrirnos al público ha sido un momento para abrirnos entre nosotros y hacer colaboraciones. Otros colectivos están haciendo compilados y muchas vainas que para nosotras siempre estuvieron presentes, pero que ahora esto nos ha obligado a hacerlo digital, y pues eso lo vuelve más visible”, agrega Daniela.
Se dicen entre sí Las Yumbis. Son mayoría mujeres y por eso prefieren englobarse en ‘nosotras’. Hacen pop punk, pero corean canciones de ‘plancha’ y graban ‘covers’ de vallenato. “No nos ata nada”, eso dicen. También dicen que el sentimiento de desorientación vital de estos días de pandemia “va a estar en el corazón hasta el final del mundo” y que ellas son parte de la generación de adolescentes tardíos de los noventa que nacieron con “ese chip de pensar que todo puede ser peor y lo va a ser. Que es como surfear entre toda esa mierda”.
Las Yumbeñas son todo menos una banda tradicional y ese es su aporte en medio de una crisis sanitaria, emocional y de las industrias, que ha puesto a la música como una ventana que conecta al mundo en medio del escenario más distópico que hemos tenido en mucho tiempo.