Cuba: el grupo de teatro infantil La Colmenita festeja sus 30 años
Notas sobre el tema
La Colmenita en sus treinta años: actuaciones, regalos y el aplauso agradecido
El grupo de teatro infantil La Colmenita que dirige su fundador Carlos Alberto Cremata, festejará treinta años de vida artística con presentaciones en varias provincias cubanas a lo que se suma los regalos que recibirá de instituciones amigas.
En La Habana, se presentará con la aplaudida versión de Blancanieves y los siete enanitos, el sábado 29 de febrero (11:00 a.m.), y el domingo primero de marzo, a las once de la mañana, y a las cinco de la tarde, en el teatro Karl Marx, donde fuera estrenada esta compleja pieza en el año 1997 y que se ha mantenido desde entonces en la preferencia de los más pequeños.
Otras de las provincias que recibirán el arte de «las laboriosas abejitas», serán Pinar del Río y Mayabeque, en marzo; Holguín y Guantánamo, en abril, y en mayo actuarán en escenarios de la Feria Internacional Cubadisco.
En julio, las obreras volarán por el centro del país, con funciones en Camagüey, Ciego de Ávila, Villa Clara y Cienfuegos, y al mes siguiente llegarán a Santiago de Cuba.
El Karl Marx las acogerá de nuevo en octubre; después, los espectadores de la Isla de la Juventud disfrutarán sus desempeños, y en el último mes del año retornarán con sus mieles a la oriental Ciudad Héroe de Cuba.
Muchos son los obsequios que desde el pasado 14 de febrero, fecha fundacional, ha recibido la compañía, pero pronto, la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, Egrem, le obsequiará el DVD Ricitos Valdés, los tres ositos… y la música cubana, que colecciona el espectáculo que con igual nombre ha presentado en múltiples ocasiones el grupo.
Once composiciones musicales tradicionales cubanas, muy bien interpretadas por la orquesta infantil de La Colmenita, y antológicas, como Perla Marina, de Sindo Garay, Y tú qué has hecho, de Eusebio Delfín, o Esas no son cubanas, escrita por Ignacio Piñeiro, se incluyen en el presente de la prestigiosa disquera.
Una interesante iniciativa del sitio web Cubadebate, permitirá la publicación de un volumen que compilará una selección de recuerdos, anécdotas, opiniones, vivencias y fotos de y sobre la querida agrupación, recogidos a partir de la convocatoria que hiciera este medio desde su noticia «Treinta febreros de Amor para una Colmena».
Entre las otras acciones conmemorativas, se cuentan, la cancelación de un sello postal; la realización de un material audiovisual, dirigido por Joseph Ross, y nuevas producciones discográficas de la Egrem y también de BisMusic, de Artex.
El público podrá rememorar momentos trascendentales en la historia del colectivo, gracias a la proyección de sus más importantes filmes documentales.
Esencias, la Colmenita en los Estados Unidos, de Roberto Chile; Expedición sanadora, gira realizada de los jóvenes actores por Holguín y Santiago de Cuba luego del paso del huracán Sandy, a fines de 2012, y Siempre habrá Van Van, de Producciones Abdala, grabación del concierto que regaló La Colmenita a la orquesta creada por Juan Formell, en ocasión de su aniversario 42, y que se alzara con el premio Especial Extraordinario Cubadisco 2014.
Nada es suficiente para corresponder al trabajo desplegado por La Colmenita en estos treinta años; ninguna acción iguala la labor del alma que han realizado llevando el espíritu martiano a ya tantas generaciones de cubanos, pero este es un lindo programa en el que festejarán como mejor lo saben hacer las abejas: trabajando y recibirán, como siempre, el aplauso agradecido.
Los 30 años de La Colmenita
La expedición de La Colmenita al Pico Turquino es tan familiar como suelen ser las giras que hace por toda la Isla; el viaje de una gran familia de profesores de teatro, vestuaristas, técnicos, cocineras, músicos, madres y padres y, por supuesto, las niñas y niños que juegan al teatro.
Por Kaloian Santos
La Compañía Infantil de Teatro La Colmenita celebra 30 años de creada. Hace una década, también un 14 de febrero, tuve la oportunidad de compartir con muchos de sus hacedores el abrazo colectivo más cerca del sol que haya recibido; por demás, a la sombra de la efigie de José Martí, guía intelectual y espiritual de ese sueño teatral cubana.
Sucedió en el Pico Real del Turquino, en La Sierra Maestra, cuando subimos para festejar las dos décadas de existencia de La Colmenita.
El ascenso hasta el punto de mayor altitud de Cuba (1.974 metros sobre el nivel de mar), es una especie de rito en la historia del conjunto teatral. La expedición es tan familiar como suelen ser las giras que durante todo el año hace por toda la Isla; el viaje de una gran familia de profesores de teatro, vestuaristas, técnicos, cocineras, músicos, madres y padres y, por supuesto, las niñas y niños que juegan al teatro. Solo que para el periplo por la Sierra Maestra varían las abejitas ya que van aquellos que alguna vez fueron los más pequeños de la familia y ahora ya tienen la mayoría de edad y formalmente están por despedirse de la compañía para tomar otros rumbos.
Aunque el objetivo principal es llegar el día del aniversario a la cumbre, en los días previos se visitan varios asentamientos de los alrededores para compartir escenas del repertorio teatral con los pobladores.
El viaje en sí es como sus talleres, sus ensayos, sus obras de teatro. Es, también, un poco el reflejo y la esencia del nacimiento de La Colmenita.
A principios de los años noventa Carlos Alberto “Tin” Cremata, el padre de este sueño, escribía cada semana el guión para la televisión del programa infantil “Cuando yo sea Grande” que, a su vez, dirigía su madre, Iraida Malberti.
Treinta febreros de amor para una Colmena
Si de niños, magia y amor se trata, a mi mente llegan – como en ráfaga-, diferentes imágenes en tonos amarillos y negros, con alas y antenitas en constante movimiento. Con una banda sonora de sonrisas y corazones latiendo al compás del Bien. Con rostros pequeñitos y otros no tanto. Traviesos, juguetones y cariñosos, porque como dijera sabiamente el Apóstol “son los que saben querer, son la esperanza del mundo”.
Y en este planeta tan convulso en que vivimos La Colmenita es un rayito de luz que se va abriendo paso entre las nubes más oscuras; que salva y que sana, que impulsa, que forma y completa.
La Colmenita no es una escuela, pero enseña. No es un hospital, pero cura. No es un parque, pero divierte. No es una casa, pero la habitas. Tiene la virtud de ser una y a la vez muchas otras cosas. Y viene con un complemento añadido: las personas maravillosas que la conforman.
Es una inmensa obra de amor.
Un poco de historia
El 14 de febrero de 1990 surgió un pequeño grupo de teatro compuesto por niños y jóvenes, bajo la dirección de Carlos Alberto “Tin” Cremata y su mamá, Iraida Malberti; que hasta 1993 se mantuvo estrenando obras del Teatro Cubano y el Siglo de Oro Español.
En 1994, un pequeño cambio marcaría el destino del grupo para siempre; estrenaron en el Karl Marx, una versión del clásico Meñique interpretada solo por niñas y niños. Ese sería el inicio de lo que, al paso de los años se ha convertido en La Colmenita, Compañía Infantil de Teatro de los Niños de Cuba.
La idea de Cremata fue sumando abejitas y zánganos. Cuando ya eran tantos los que iban hasta el panal fundador, Tin le pidió a Jaime Fort (el guionista de buena parte de los programas de Vivir del Cuento) que abriera un Taller anexo por Alamar, y después se abrió otro en Plaza, y así en otros municipios de La Habana. Por eso hoy en la Colmenita actúan niños del Vedado, pero también de San Miguel, La Lisa, el Cotorro y casi todos los lugares de la capital.
Tiempo después el sueño se multiplicó y se abrieron Colmenitas en casi todas las provincias de Cuba. De algunas vinieron a enterarse cuando visitaron ese territorio y Tin y sus compañeros quedaban maravillados de la calidad de aquellos proyectos.
Una gran familia
Eso es La Colmenita. Así la forjaron sus fundadores. Así la han sostenido generaciones de maestros, instructores, productores y técnicos. Así la han vivido generaciones de niños.
Algunos que llegaron siendo pequeñines con ganas de fantasear desde el teatro y la música, hoy son parte de la compañía como maestros. Algunos encontraron el amor en aquellos predios. Otros ya tienen a sus hijos criándose en La Colmenita.
Allí todos hacen de todo. Como los mosqueteros actúan: todos para uno, uno para todos. Jaime Fort lo cuenta con gracia en este testimonio:
«Soy Fundador de La Colmenita y durante muchos años tuve un pequeño problema, que no por pequeño dejaba de ser inquietante. Cada vez que debía rellenar alguna de las muchas planillas que los cubanos tenemos que cumplimentar a lo largo de nuestras vidas; y me topaba con la pregunta “profesión” ahí mismo me entraba una indecisión muy grande. Yo, como trabajaba en La Colmenita, lo mismo hacía de actor, que de profesor, que de técnico de sonido, utilero, tramoyista, atrezo, auxiliar de iluminación, escritor de guiones, ayudante de vestuario, repartidor de merienda, electricista, y algunas veces, hacía hasta la dirección general y puesta en escena de algún espectáculo. También desarrollaba en la Colmenita otras actividades relacionadas con el teatro, pero de forma más indirecta, como: desmontador de ascensores, ayudante de mecánico de guagua, chapistería y pintura, traductor e intérprete, cuidador de niños, estibador, espantador de ranas o relaciones públicas. Pero la casilla de “profesión” era un solo cuadrito y yo nunca supe qué diablos poner. En realidad, podría haber escrito una sola palabra; una palabra que lo resumía todo, pero estoy seguro que el burócrata de turno no iba a entender nada si ponía ahí, “Profesión”: COLMENERO…»
Del Teatro Nacional a La Bajada
Siempre agradece Cremata a la Juventud, los Pioneros y a Nisia Agüero por haber creído en la valía del proyecto, cuando apenas nacía. El Teatro Nacional, que dirigió Nisia le abrió las puertas hace 25 años para aquella producción de «La Cucarachita Martina», a la que ahora le han celebrado sus bodas de plata.
Después han paseado por los mejores teatros de Cuba maravillosas versiones de obras como “Sueño de una noche de Verano”, “La Cenicienta… según Los Beatles”, “Los Cuentos Cubanos de Andersen”, “Alicia en el país de las Maravillas”, “Y sin embargo, se mueve”, “Fábula de un país de cera”, “Ajiaco de Sueños”, “Elpidio Valdés y los Van Van”, “Abracadabra”, “Pedro y el Lobo”, “Meñique”, “Bululú y Medio”, “Los Balcones de Madrid”, “El gato con Botas”, “Ricitos, los Tres Ositos… y la Década Prodigiosa”, “Blancanieves y los siete enanitos”, “Las aventuras de Pinocho”, “El Concertazzo de La Colmenita”, “Travesía Mágica”…
Junto a la magia que le ponen los niños a esas obras, en sus elencos han participado integrantes de lujo como Silvio Rodríguez, Juan Formell y Los Van Van, Omara Portuondo, Compay Segundo, Eliades Ochoa, Adalberto Álvarez y su son, Alexander Abreu, la Orquesta Aragón, Virulo, Teresita Fernández, Buena Fe, Liuba María Hevia, Issac Delgado, Pancho Amat, Beatriz Márquez, Vocal Sampling, Los Papines, Oscar Valdés, Enrique Plá, Ernán López Nusa, Julito Padrón, Orlando Valle “Maraca”, Rolando Luna, David Álvarez, Moncada, y María de los Ángeles Santana, entre muchos otras joyas de la cultura nacional.
Pero las abejitas no están hechas para encerrarse sólo en los teatros; han salido a repartir sus mieles por decenas de lugares de toda Cuba. Han realizado decenas de Giras Nacionales por las zonas más intrincadas o las llamadas Áreas de Silencio, por aquellas que han sido afectadas por desastres naturales o por las comunidades rurales del Plan Turquino-Manatí.
En escenarios improvisados al aire libre, a veces al amparo de las luces del ómnibus que los traslada, en ocasiones actuando para sólo una decena de niños (que eran todos los niños de esa comunidad), La Colmenita ha dejado sus huellas en Maisí y La Bajada, en Moa y Guaracabulla; llevando un mensaje de aliento y con la premisa de que tener talento es tener buen corazón.
Junto al Movimiento de Payasos Terapéuticos han promovido también una labor de hermoso alcance humano por los Hospitales Oncológico y Pediátrico de La Habana, que ya se extiende por todo el país.
Libando por el mundo
El paradigmático modelo pedagógico y teatral que La Colmenita ha desarrollado en estos treinta años ya es reconocido en diversos continentes.
Más de 25 países de Asia, Europa y América, han disfrutado de las actuaciones de la compañía cubana. Hasta a los propios Estados Unidos, pese al bloqueo, llegó el mensaje de paz y amor de Cremata y sus pequeñines.
Y en no pocos lugares por donde han pasado han dejado sembrada la semilla. Así han surgido Colmenitas en España (Sevilla, Cantabria y Tenerife), México (Querétaro, Chiapas y San Luis Potosí), Panamá, Nicaragua, República Dominicana, Colombia (San Cristóbal, Bogotá), Canadá (Winnipeg), seis en Argentina (Buenos Aires), 50 en los diferentes estados de Venezuela y 31 en todos los departamentos del Salvador. Cada una con una membresía de entre 50 y 100 niños.
La Colmenita fue el primer grupo teatral del mundo en ser proclamado Embajadores de Buena Voluntad del Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Teatro, Cine, Música y TV
La Colmenita ha realizado coproducciones exitosas con Bread and Puppet Theater (EE.UU.), Odin Theatre (Dinamarca), Deep Mountain (EE.UU.), People´s Little Theater (Bangladesh), Les Mordus du Théatre (Bélgica), Corporación Cantoalegre (Colombia), Big Band Ribe (Dinamarca), CoopFilarmónica de Bogotá y un largo etcétera.
Pero La Colmenita en su quehacer ha trascendido la puesta en escena teatral, produciendo tres largometrajes con y para niños: “¡Viva Cuba!”, “Habanastation”, “Y sin embargo…”; los tres con gran acogida por el público y multipremiados internacionalmente.
Asimismo, obtuvo el Premio Especial Extraordinario del Festival CUBADISCO 2014 con el DVD “Siempre habrá Van Van” y Premio Especial del CUBADISCO 2017 con los DVD “Pedro y el Lobo” y “¡Feliz Cumpleaños Fidel!”. Su disco “Añejo Jardín”, producido por la EGREM, fue nominado a los Premios Grammy Latinos en el 2017.
En 2017, 2018 y 2019, el grupo teatral produjo y protagonizó “La Colmena TV”, un programa de televisión que se ganó un espacio de preferencia en los hogares de Cuba.
Sólo el Amor salva
La Colmenita siempre ha gozado del gusto popular. La simpatía y el aprecio hacia el grupo y sus integrantes, es una constante en el corazón de los cubanos. Los teatros se llenan cuando actúan. En las provincias los esperan con entrañable cariño y deferencia.
Quizá nunca Tin imaginó que aquellas tardes en que su padre (*) inventaba obras de teatro y los ponía a actuar a él y sus hermanos serían el embrión de este hermoso proyecto de amor por los niños que trasciende a sus hacedores y que enaltece a Cuba.
Bien lo ha dicho Eusebio Leal:
«Siempre creí y creo que Tin, como le llamamos cariñosamente a Cremata, es un discípulo puro de Luz y Caballero; quiere decir, el Teatro es para ellos el vehículo para formar y para educar el alma de esos niños y prepararlos para la vida.
De esa manera, a través del Arte, logran lo incocebible, lo inimaginable, que criaturas de este tamaño, no ya hagan algo, porque los hacen meditar, los hacen pensar, sino que actúen concertadamente para crear una maravilla como es la obra de La Colmenita.
Esa Colmenita ha trascendido y hoy forma parte de un legado generacional; hoy hay muchos niños, que son adolescentes y que son jóvenes y que se formaron al calor de Tin y de sus colaboradores, un maestro de generaciones, alguien que se ha entregado por completo, con amor, alguien que fue muy herido y que sin embargo convirtió la herida en Amor, eso es lo más importante, lo convirtió en una voluntad creativa, en una voluntad salvadora. Él me ha hecho a mí creer firmemente, en lo que una vez dije: «Solo el Amor, salva».
Se cierra el telón. Todos se reúnen con las manos apretadas en el círculo como tras cada función. Un nuevo bien se ha hecho. La Colmenita comienza a mirar hacia los próximos treinta años.
Catorce jóvenes, que enseguida fueron veinte y ocho, y que estuvimos del 90 al 98 sin recibir salario, unidos solo por el placer de estar juntos compartiendo aventuras de Teatro Musical por toda Cuba
Invito a todos los colmeneros de antes y de ahora, los cientos de niños que hoy tienen 40, 30 y 20 años y que andan dispersos por todo el mundo, sus familiares, los miembros de las Colmenitas nacionales e internacionales, amigos y público en general – a que escriban sus recuerdos, anécdotas, impresiones, vivencias, opiniones, dudas – y las envíen a esta especie de foro que puede tornarse para nosotros Cubadebate, y así atesorar una suerte de almacén virtual de nuestra treintañera y melífera historia de vida… que además publicará este sitio – para todos los que a él acudan de Cuba y de todo el mundo.
¡Cuántos recuerdos!… en primer lugar mi Papá (Carlos Alberto Cremata Trujillo), que siempre he dicho – ha sido el verdadero director de nuestra Colmenita desde muuucho antes de fundarse… mi Mamá (Iraida Malberti Cabrera) eterna Abeja Reina y la siempre respuesta a las más difíciles preguntas del Arte y la Vida… La fuente originaria y pretexto para fundar – mi primogénita Camila, que hoy ronda la treintena y educa a muchos niños (como su Papá) en la Tampa de nuestro Martí… y además reencarna en mi hija menor Maria Carla de 15 recién cumplidos. Los primeros: Alex, Yoha, Ernan, Mao, Ramfis… Alpízar, Janecita, LuisMa, Amarilys, Yanín, YanCap, Arielito, Julio el policía, Anmerix, Nenita, Lourdes, Mayra, Patri… Susy, Joselín, Yanai, Gretell, Carlitín, Yasbel, Churrisquito, Malú, Gabo, las Claudias, Riquifito, Thais, Marlon…
Las inolvidables asistentes de dirección Marisela Hernández Arocha e Ingrid León Vila, la tiernas creadoras de los textos teatrales en verso Julia González Carid y “Titi” Oltuski, los músicos Yamel Romero, Amaury Ramírez, Mónika O’Reilly, Tony Carrera, Ivis Reyes y René Baños (Sampling), el guionista Jaime Fort (¡el del programa de Pánfilo!), la Maga de las Luces – mi tía Saskia Cruz, las diseñadoras de vestuario Nora Mesa, Magalys Acosta y Melba Cortés, los productores Leonardo Buenaventura (¡que nos abrió al mundo!), Lupe Rey, Marta Palacios y Cristina Leyva, los directores de arte Yoqui Tornes y Juan García, la directora de sonido de siempre Janet Rodríguez del Sol, las Almas del Panal: en el teatro – mi Muma de todos los recuerdos lindos y en la música – Rocío Calle, mi “Puchi” (hoy Directora Orquestal)
Los Maestros que nos dieron a luz y amamantaron: Berta Martínez (Teatro Hubert de Blanck), Nisia Agüero (Teatro Nacional de Cuba), Enith Alerm y Laritza Díaz (Organización de Pioneros José Martí), Teté y su Escuela “Solidaridad con Panamá”, José Arroyo de Bogotá, Ulvi Icil de Estambul y Miguel Adan de Sevilla, Michel Frank… y por supuesto: Fidel, Raúl y Martí.
Las tantas aventuras nacionales e internacionales a JAPÓN, la Ciénaga de Zapata, ESTADOS UNIDOS, Guaracabulla, RUSIA, el Pico Turquino, KUWAIT, Mangos de Polilla, FRANCIA, Naranjo Agrio, TURQUÍA, La Isabelita, CANADÁ, Mamanantuabo, ALEMANIA, Pinar de las Canas, MÉXICO, Mangos de Baraguá, ESPAÑA, San Pablo de Yao, HAITÍ, Arroyo Seco, BANGLADESH, La Bajada, PORTUGAL, Las Martinas, VIET NAM, Chafarina, DINAMARCA, Piedrecita, RUMANÍA, La Tinta, BULGARIA, Potrerillo, NICARAGUA, Dos Ríos, REPÚBLICA DOMINICANA, Magarabomba, EL SALVADOR, Birán, VENEZUELA, Cauto Embarcadero, ECUADOR, Minas de Matahambre, BÉLGICA, Caimanera, ARGENTINA, Boquerone, PANAMÁ, Guamuta, COLOMBIA, Playitas de Cajobabo…
¡Escriban, escriban! – queridos colmeneros de estos inolvidables treinta años!
Tin Cremata